El Parque Tecnolóxico de Galicia acaba de cumplir treinta años. La inauguración oficial de la Tecnópole tuvo lugar el 10 de octubre de 1992 y estuvo presidida por el aquel entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne. No fue un parto sencillo. Hablar de tecnología hace tres décadas no era fácil y menos en una provincia de interior como Ourense, pero la apuesta se ha consolidado con el paso del tiempo hasta convertirse en un polo tecnológico de la comunidad. La inversión inicial de la Xunta fue de 5.000 millones de pesetas (unos 30 millones de euros) para levantar un complejo que contaba en su arranque con el Centro de Empresas e Innovación (CEI) y al que se esperaban sumar tres institutos: medio ambiente, agroalimentario-forestal y de carreteras.
En la jornada inaugural, el conselleiro de Empresas e Innovación, Juan Fernández, aseguraba que cinco empresas ya habían solicitado una parcela y que otras ocho demandaban un nicho. En su primera fase, la Tecnópole ocupaba unas 550 hectáreas distribuidas en 67 parcelas. Esas cifras están muy lejos de las actuales, ya que el Parque Tecnolóxico de Galicia cumple treinta años con 103 empresas en sus instalaciones que ocupan el 73% de las parcelas disponibles. Por este recinto han pasado 388 firmas y centros tecnológicos. La facturación anual de las empresas allí instaladas supera la barrera de los 300 millones de euros y dan empleo a más de 1.500 personas.
Línea del tiempo
Tras unos inicios titubeantes y con tormenta política —desde diferentes puntos de Galicia se presionó para que no fuese la única de estas características en Galicia y se limitase a un centro provincial—, el primer personal se contrató en abril de 1993. En ese mismo año llegó la primera empresa a sus instalaciones. Se trata de la tecnológica Egatel, que con una facturación anual de 6,2 millones, inició su actividad en un modesto nido del edificio CEI. Después llegaron Insigal y Andel. En esa misma época, la Tecnópole se inscribe en la Asociación Internacional de Parques Científicos y Áreas de Innovación y en diciembre acogió la reunión de la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE). En aquel momento solo tenía nueve miembros, ahora roza los sesenta.
En la década de los noventa se dieron una serie de hitos que colaboraron de forma definitiva al impulso del parque. En 1994 abrió sus puertas el Laboratorio Oficial de Metroloxía de Galicia, que es uno de los cinco centros tecnológicos operativos. Un año más tarde nace el CIS-Madeira. En 1997, Coren comenzaba la construcción de su centro tecnológico de incubación, en una clara apuesta de la principal cooperativa agroalimentaria de España. El crecimiento del Laboratorio de Metrología y del CIS-Madeira hace que presenten sus proyectos para mudarse a las instalaciones que ocupan actualmente. Fue a finales de esa década también cuando comenzó el despegue de la ocupación de parcelas. La textil Roberto Verino y la aeronáutica Coasa reservaban parcelas en el parque para instalar un centro de I+D y una fábrica, respectivamente. En ese mismo año, dos nuevas empresas nacen con naves propias: Laddes Works, también del sector de la aeronáutica, y Celcoauto, de la automoción. A su vez, Egatel se muda del edificio CEI a un edificio propio.
Con el cambio de siglo, la apuesta tecnológica empieza a hacerse más evidente. Así, en el año 2000 se pone en marcha el primer portal de business to business (B2B) de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal. Un año más tarde, comienza otra de las vertientes más reconocidas de la Tecnópole; la que tiene que ver con la divulgación. Se realizan las primeras actividades de la Semana de la Ciencia y la Tecnología.
Es una época de cambios en el accionariado, en el que entran las tres universidades gallegas. En el 2006 se crea el germen de Galiciencia, aún bajo el nombre de Expociencia hasta el 2008, y que se ha convertido en un referente de divulgación para la Tecnópole. Luego llegarían las Aulas Tecnópole (2011) y el primer espacio de coworking (2012). Con el avance de la tecnología, y de la mano de empresas punteras, el Parque Tecnolóxico se mantiene como referente en el sector.
Fuente: La Voz de Galicia