De la misma forma que los controladores aéreos ordenan el tráfico de aviones, en los próximos años los cielos también necesitarán sistemas para vigilar la actividad de los vehículos no tripulados, con un peso cada vez mayor en el espacio aéreo debido a su proliferación. Los llamados drones permitirán transportar mercancías, personas o realizar tareas de vigilancia con mayor facilidad a medida que pase el tiempo, por lo que los marcos regulatorios y las herramientas de control del tráfico ya se preparan para un nuevo escenario que está por llegar.
Fabricantes, concesionarios y sindicatos han pedido que el Gobierno demore la aplicación del nuevo protocolo de emisiones WLTP, que supondrá la subida del nuevo impuesto de matriculación que entrará en vigor el próximo 1 de enero, incrementando el precio de los vehículos. Sin embargo, la ministra de Industria, Reyes Maroto, alegó que su aplicación «no depende del Gobierno».
Uno de los pocos aspectos positivos que dejará la pandemia es una oportunidad histórica para crear una sociedad digital y sostenible. Las ayudas europeas para combatir la crisis económica ascienden a 140.000 millones de euros. El plan de reconstrucción obliga a los países a destinar un 33 % a la digitalización y otro tanto a la transición energética. Así, España puede retomar el camino que emprendió hace una década y que le permitió convertirse en un referente mundial en energías renovables. Esta vez parece que no habrá tantos obstáculos para llegar hasta el final.
Ser un referente en el desarrollo e implantación de tecnologías, procesos y soluciones ambientales, a nivel local, nacional e internacional. Con ese objetivo nace Viratec, el clúster gallego de soluciones ambientales y economía circular.
Científicos gallegos de la Fundación Biomédica Galicia Sur, de la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela y de la Fundación Profesor Novoa Santos impulsarán, entre 2020 y 2021, una decena de proyectos de investigación vinculados a la covid-19, con los que pretenden “anticiparse” al virus, “conocer” su estructura, y prever sus secuelas, entre otros objetivos. Se trata de iniciativas que han sido seleccionadas en el programa de ayudas de la Xunta Traslaciona covid-19, y que recibirán subvenciones que suman medio millón de euros.
Si su idea llega a puerto, el año que viene esperan tener un prototipo de kit que no solo podría revolucionar la detección del covid-19 y corregir el actual infradiagnóstico, sino que permitiría tener una visión clara y fidedigna de cómo está la pandemia en la comunidad y, por lo tanto, mejorar el control de un virus con el que —cada vez parece más seguro— habrá que convivir largo tiempo. Y todo a través del móvil.
La revolución del tratamiento del cáncer se llama CAR-T y Galicia se ha metido de lleno en la carrera por desarrollarla. La Consellería de Sanidade tiene previsto crear el próximo año un centro en Santiago. Lo hará a través de la empresa pública Galaria, que planea invertir tres millones de euros, según consta en los presupuestos de esta sociedad para 2021.
El Parque Tecnolóxico de Galicia promueve desde el año 2006 Galiciencia, la mayor feria científica que se celebra en nuestra comunidad y que busca acercar la ciencia a la sociedad, en particular a los estudiantes de Primaria, Secundaria, FP y Bachillerato. Cuenta con el apoyo de la Consellería de Economía, Empresa e Innovación, a través de la Agencia Gallega de Innovación (Gain).
La empresa de Tecnópole Amodo Soluciones, especializada en el desarrollo de software, recibió el Premio Iniciativa Empresarial del Colegio Profesional de Ingeniería en Informática de Galicia (CPEIG) por su aplicación móvil “Localsafe”. Es la primera app española que permite a los usuarios conocer los establecimientos más seguros frente a la Covid-19.
La USC trabaja en el desarrollo de tres vacunas contra el covid-19, dos de ellas a partir de proyectos propios. Grupos como el dirigido por José Manuel Martínez Costas promueven, además, tecnología específica, que recibió apoyo de la Comisión Europea y que va a probarse en Alemania y los Países Bajos, según explicó Tomás Pose, investigador de este grupo.
Una mujer de 55 años que fuma, tiene obesidad y padece hipertensión que haya recibido un diagnóstico positivo en Covid por PCR y se encuentre en seguimiento domiciliario tiene un 23,18% de riesgo de precisar hospitalización, un 2,4% de ingreso en la unidad de cuidados intensivos y un 0,58% de llegar a fallecer. Para un varón de 60 con insuficiencia cardíaca y obesidad el riesgo de tener que acabar en una cama de hospital se eleva al 48 por ciento y también aumentan las expectativas de tener que recurrir a la UCI, hasta el 8,29%, y de morir, hasta el 2,23%.
En plena pandemia del coronavirus, empresas gallegas de distintos ámbitos han visto multiplicar su facturación al redirigir su producción hacia el negocio anticovid, a través de bienes como las mascarillas, el producto estrella pero no el único en el mercado de la nueva normalidad.