La civilización actual se enfrenta a una curiosa paradoja. En ningún momento de la historia ha habido tanto conocimiento accesible en el campo de la medicina. Pero el mal uso de la información conduce a la aparición de nuevas enfermedades que podrían llegar a convertirse en verdaderas epidemias. Uno de los principales problemas de salud global emergente es la resistencia a los antibióticos. Se estima que en el 2050 morirán unos diez millones de personas en todo el planeta como consecuencia de la aparición de infecciones intratables generadas por superbacterias.
El origen de esta amenaza, que causará más muerte que el cáncer a mediados de siglo, no es otro que el excesivo consumo de medicamentos. «Con la pandemia del covid-19 estamos viendo un uso generalizado de antibióticos para intentar prevenir que aparezcan infecciones bacterianas. Se están usando para situaciones que no son adecuadas. Un antibiótico no mata un virus y a menudo también se les recetan a personas que tienen síntomas relacionados con la gripe. Durante muchas décadas ha habido un consumo masivo y también una sobreprescripción médica», lamenta César de la Fuente, biotecnólogo e investigador en la Universidad de Filadelfia (Estados Unidos).
A medida que los seres humanos han ido abusando de los antibióticos, el sistema inmune se ha debilitado, mientras las bacterias se han hecho más fuertes. Para revertir nuevamente la situación, la comunidad científica lleva años trabajando en el diseño de nuevos medicamentos más resistentes. El coruñés De la Fuente, que fue seleccionado en el 2020 por la revista científica Gen entre los diez mejores innovadores del mundo menores de 40 años, acaba de protagonizar un hito muy importante en este sentido, al participar en la creación de un material completamente nuevo. «Se trata de una especie de sal líquida que tiene unas propiedades muy peculiares, ya que se puede utilizar tanto para una medicina como para recubrir superficies y conferirles unas características antimicrobianas. Ya hemos demostrado que funciona con un catéter médico», explica.
De la Fuente firma junto con otros autores un artículo publicado en la revista ACS Nano, una de las más influyentes del planeta, en el que se detalla la naturaleza de este importante descubrimiento. «Las bacterias no desarrollan resistencia a este material, al menos en el contexto de los experimentos que hemos realizado, lo cual es muy prometedor, y hemos visto que funciona en modelos animales. Estamos ante un nueva herramienta que podemos incorporar a nuestro arsenal para aumentar la resistencia de los antibióticos», sostiene.
En los próximos meses, los responsables de este hallazgo esperan comenzar la fase preclínica que permita testar que el material no tiene propiedades tóxicas. Si todo evoluciona con éxito, podrán iniciar la etapa de los ensayos clínicos.
Fuente: La Voz de Galicia