Diferenciar quistes renales complejos benignos de los malignos para evitar operaciones innecesarias. Ese es el objetivo del prototipo que funciona con Inteligencia Artificial bautizado como Tatanka y desarrollado por la empresa tecnológica viguesa Sivsa en el marco de su estrategia de impulsar sistemas de apoyo a la decisión médica. El prototipo funciona con algoritmos deep learning y a través de las imágenes de los TAC permitirá detectar si el quiste es benigno o maligno con un margen de error de menos del 10%.
Tatanka tiene múltiples ventajas para los sanitarios ya que, además de mejorar la calidad en la atención directa al usuario, aumenta su seguridad reduciendo los errores de medicación y adecuando la prescripción médica y las pruebas e incrementa la eficiencia en la promoción de la salud. La palabra final la tendrá el radiólogo, por eso el prototipo se define como un instrumento de apoyo a la decisión médica. “La idea es que el sistema lea las imágenes, indique si la lesión puede ser tumoral y ayude al radiólogo en su diagnóstico”, explica Marta Cubilot, responsable del proyecto.
Para su desarrollo Sivsa ha contado con la participación del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur con el objeto de facilitar la transferencia tecnológica, dada su experiencia y conocimiento del sector y tecnologías sanitarias. Desde un primer momento el servicio de Radiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) se mostró interesado por la idea y por eso formará parte de su sistema diagnóstico. “Queríamos empezar con estudios de Inteligencia Artificial. A veces es difícil diferenciar si un quiste renal es maligno o benigno. Muchos de ellos se extirpan y al ser benigno no haría falta haberlo hecho, por lo que este nuevo sistema nos permitiría reducir intervenciones quirúrgicas innecesarias a pacientes que pueden esperar. El futuro de la medicina pasa por incorporar Inteligencia Artificial, que ve cosas que nosotros no vemos. Nos ayudará con el pronóstico del enfermo y también con el tratamiento”, explica la radióloga del Chuvi Milagros Otero.
Este proyecto ha sido cofinanciado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, al amparo del Plan de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020, en el marco de la Acción Estratégica en Economía y Sociedad Digital (AEESD) y del Subprograma Estatal de impulso a las Tecnologías Habilitadoras. Cuenta con un presupuesto de 320.000 euros.
En los próximos meses el sistema comenzará a ser “entrenado”, es decir, a recibir imágenes de los TAC y empezar a crear un patrón a través de los algoritmos de Inteligencia Artificial. El proceso se retrasó unos meses a causa de la situación sanitaria del Covid-19, que paralizó muchos servicios sanitarios, pero la idea es que esté funcionando a pleno rendimiento como herramienta diagnóstica o bien el próximo año o a partir de 2022. “Primero tenemos que hacer pruebas masivas para ir perfeccionándolo”, explica Marta Cubilot, de Sivsa.
“Detecta cosas que el humano no puede ver, así que si funciona como está previsto va a ser un gran éxito. Conseguiríamos de esta forma que el médico se dedique estrictamente a su labor y sea este sistema el que procese los datos y determine con exactitud si se trata o no de un proceso tumoral”, apunta Cubilot. Estos quistes renales serían un inicio, pero la idea es poder aplicar este prototipo también en otro tipo de enfermedades.
Fuente: Faro de Vigo