La industria aeronáutica gallega confía en remontar este año el vuelo después de que el covid cortase sus alas hace ya casi dos años. Con el freno a la movilidad y la incertidumbre que generó la crisis sanitaria, las compañías aéreas congelaron en su gran mayoría la contratación de nuevas naves y eso impactó directamente en la actividad del sector. Aunque las cifras de tráfico internacional de pasajeros están aún lejos del nivel prepandemia, desde el Consorcio Aeronáutico Gallego (CAG) creen que «los crecientes índices de vacunación y la armonización de medidas» en los países contribuirán a relanzar esta industria en los próximos meses.
Su presidente, Enrique Mallón, apuntó a tres segmentos por los que el sector debe apostar para vertebrar su recuperación: drones, defensa y aviación comercial. Respecto a este último nicho, desde el CAG destacan que el transporte aéreo de mercancías es ahora un 8% mayor que antes de la detonación de la pandemia, de modo que ofrece posibilidades de crecimiento.
Inciden, además, en la oportunidad que supone el desarrollo de los vehículos no tripulados para Galicia, con el aeródromo lucense de Rozas como referente. En el campo de la defensa, ven en el futuro avión de combate europeo (FCAS) y en la compra de eurofighter, de helicópteros tigre y de aviones patrulla una muestra de la apuesta por una nueva generación de sistemas de defensa que «revolucionará el sector».
Con esas vías de negocio en el foco, la aeronáutica gallega necesita «imperiosamente» profesionales cualificados. Integrada por más de 40 empresas, sostiene 1.250 empleos directos y 400 indirectos. El CAG ve en la formación una de las claves para el despegue del sector.
Fuente: Diario de Pontevedra