Tenemos un solo planeta, así que lo mejor será cuidarlo. Esa es la premisa sobre la que se quiere y se debe construir el futuro, y la que da sentido al nuevo proyecto que la empresa AMSlab y otras cuatro firmas gallegas han puesto en marcha en el ámbito textil.
El consorcio, en el que laboratorios y empresas de software van de la mano, ha comenzado a trabajar para sacar adelante soluciones comercializables que certifiquen la sostenibilidad en el sector textil. A grosso modo se trata de verificar que los productos que se amparan bajo el paraguas de la sostenibilidad realmente lo sean.
“Resumiendo, tenemos dos problemas, el primeiro es que no somos capaces de medir la sostenibilidad, y el segundo es que hay un problema de fraude al consumidor”, contextualizó Manuel Lolo, CEO de AMSlab para explicar todo lo que tienen entre manos. Que es mucho.
Durante los próximos tres años, y con una financiación de 1,3 millones de euros con respaldo público, el consorcio que lidera la empresa lucense y que integran Mestrelab Research, 2xMil, Xenotechs Laboratorios y Organistry intentará crear soluciones con las que se puedan asegurar que lo que recogen las etiquetas responde a la verdad y que los procesos son acordes con el modelo sostenible cuando así lo pregonan.
El primer reto es desarrollar herramientas para autentificar en laboratorios las fibras y tejidos con criterios sostenibles, evaluar y mejorar la seguridad de los materiales que se emplean en dicha moda e impulsar un servicio integral «llave en mano» para controlar el impacto ambiental en las aguas de proveedores.
Test con garantías
Más allá de los grandes enunciados, el consorcio de empresas biotecnológicas gallegas ha desarrollado una lista de objetivos concretos. Para comenzar, intentarán crear un test que detecte la presencia de algodón genéticamente modificado en tejidos que sean, en teoría, algodón orgánico. Lo mismo sucede con los tejidos veganos y también cuando la etiqueta ponga que se trata de fibras naturales regeneradas o sintéticas recicladas. Que todo ello cumpla con la declaración comercial.
Pero la hoja de ruta que el consorcio gallego ha emprendido va más allá. De un tiempo a esta parte es cada vez más habitual encontrar informaciones que alertan sobre cómo las microfibras se han colado en la cadena alimentaria a través de los océanos. Por eso el consorcio gallego busca desarrollar un test que categorice la tendencia de un hilo o tejido a liberar esas microfibras durante el lavado. De ese modo se podrá prever su impacto ecológico. Además, profundizarán en el análisis de los riesgos que se han de controlar en el ámbito de las fibras sostenibles.
Colorantes seminaturales
Además de fiscalizar fibras y tejidos, el consorcio gallego trabajará en desarrollar colorantes seminaturales como alternativas a los de origen químico, y con mejoras tecnológicas respecto a los naturales. Y, como fórmula para completar la cadena, proyectarán un dispositivo que permita monitorizar de forma continua y analizar in situ las aguas residuales de la industria textil, un sector ahora deslocalizado y dinámico cuya facturación en Galicia supera los 20.000 millones al año.
(Fuente: La Voz de Galicia)